EL DIOS QUE YO CONOZCO

12.01. La dichosa condición del primer hombre

Uno de los primeros poemas sumerios describe la dichosa condición de primer hombre, lo cual parece ser una reminiscencia de la edad dorada del paraíso. Esta es la traducción hecha por el sumerólogo S. N. Kramer:

“En otro tiempo no había serpiente, ni escorpión,
no había hiena,
no había león; no había perro salvaje ni lobo;
no había miedo ni terror.
El hombre no tenía rival.
En ese tiempo [existió en] el país de Shubur [el este], el lugar
de la abundancia, de las leyes justas;
Sumer [sur], la de léngua armónica, el gran país de las leyes
divinas del principado,
Uri [norte] el país provisto de todo lo necesario,
el país de Martu [oeste], que descansaba seguro;
el universo entero, los pueblos al unísono
rendían homenaje a Enlil en una sola lengua”.
*

Este poema parece darnos una vívida descripción de las condiciones de la tierra antes de la caída del hombre, cuando aún no existían los animales dañinos ni salvajes, cuando aún no había rivalidad o enemistad entre los hombres, cuando había abundancia y reinaba la seguridad, la armonía y la justicia en toda la tierra.
Las condiciones descritas en este antiguo poema sumerio parecen referirse a las mismas condiciones que se describen en el segundo capítulo del Génesis.
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* N. S. Kramer, Sumerian Mythology (Filadelfia , 1944, Frontispicio. Las correcciones introducidas por el hallazgo de nuevos fragmentos de la misma narración prodrán verse en Journal of the American Society (del mismo autor), vol. 88, p. 109. Véase del mismo autor, La historia empieza en Sumer, Editora AYMA, Barcelona, 1974, pp. 174-176.