Se han encontrado unos pocos registros procedentes de este período, los cuales tratan de Palestina y pintan el mismo triste cuadro de anarquia, inseguridad y falta de autoridad central y uniforme descrito en la
entrada anterior.
Wenamón (o Wen-Amón), vasallo del rey de Egipto, fue enviado por su señor a la ciudad de Biblos a comprar madera de cedro del Líbano para construir un barco para procesiones religiosas. El viaje de este cortesano egipcio tuvo lugar alrededor del año 1100 a. C., cerca del final del período de los jueces de Israel. Wenamón salió de Egipto para Biblos en un barco extranjero. Su barco se detuvo en Dor, en la costa de Palestina. Aquí le robaron todo el dinero a Wenamón. Se quejó por esto al príncipe de Dor, pero no pudo obtener satisfacción alguna, porque el príncipe rehusó asumir responsabilidad alguna ya que el robo había ocurrido en un barco extranjero. Antes de continuar su viaje Wenamón robó un saco de plata, el cual llevó consigo a Biblos.
Llegó a esa ciudad, pero no pudo obtener una entrevista con el príncipe del lugar, antes bien el capitán del puerto le pedía todos los días que abandonara la ciudad. Wenamón finalmente se dio cuenta que no podría cumplir con su misión, así que decidió buscar un barco y regresar a Egipto. Cuando se embarcaba, un criado del príncipe de Biblos rogó a su señor en forma vehemente que no dejara partir al mensajero de Egipto sin haberlo visto; por lo tanto, se avisó al capitán del puerto que impidiera que Wenamón partiera ese día.
Wenamón no estaba dispuesto a detenerse, pues creía que podía ser asesinado; pero cuando se pidió también al capitán del barco que no zarpara, el viajero se quedó y le fue concedida una audiencia el próximo día en el palacio del rey de Biblos. Allí se le hizo una recepción bastane humillante, pero finalmente tuvo éxito en conseguir una decisión favorable del rey, pues le fueron dadas unas pocas vigas de cedro para que las llevara a Egipto.
Wenamón prometió al rey escribir a su señor para que enviara productos egipcios como pago por la madera solicitada. Lo hizo, y meses más tarde llegó un barco egipcio. Entonces la madera solicitada fue cortada en el Líbano y traída al puerto, en donde se embarco en presencia del rey. De nuevo hubo algunas observaciones humillantes. Wenamón cargó la madera en los barcos, pero para su horror se dio cuenta de que no podía zarpar porque habían llegado barcos de la ciudad de Dor para apresarlo y someterlo a juicio por la plata que se había robado.
Wenamón, completamente abatido, se sentó y lloró. Cuando el rey de Biblos escuchó esto, envió a una de sus jóvenes bailarina egipcias para alegrarlo. También envió a buscar a los capitanes de los barcos de Dor, y les amonestó diciéndoles que él no podía permitir que arrestaran a Wenamón, su huesped, en sus águas territoriales; pero que podían apresarlo mar afuera. Entonces los barcos de Dor navegaron hacia el sur y permanecieron a la espera de Wenamón, pero este se les adelantó navegando hacia el noroeste en dirección a Chipre.
Tan pronto como desembarcó en Chipre, fueron atacados por los nativos de esta isla. Con mucha dificultad pudo obtener una audiencia con la reina, a quien Wenamón hizo esta interesante declaración: "¡Señora, he oído en lugares tan lejnos como Tebas, el lugar en donde está (el dios) Amón, que se hace injusticia en todas las ciudades, pero que se hace justicia en la tierra de Alashiya (Chipre). Sin embargo aquí se hace injusticia todos los días!"
² La reina entonces tomó medidas de seguridad concernientes a la permanencia del viajero en la noche.
Desafortunadamente, el papiro se interrumpe en este punto y nos deja sin información con respecto a las siguientes aventuras de Wenamón.
Como este documento parece ser el informe original de Wenamón al rey de Egipto, después de su regreso a su tierra, es obvio que sobrevivió y aun consideró su misión como un éxito, pues, de lo contrario, no poseeríamos este manuscrito.
Aunque la historia es bastante interesante en sí misma, es especialmente importante como un documento contemporáneo del período de los jueces. Revela las condiciones difíciles bajo las cuales la gente vivía, comerciaba y viajaba; y muestra que la falta de una autoridad central causaba muchos problemas aun a los oficiales enviados por los diversos países, como en el caso mencionado de Egipto, país que anteriormente había desempeñado un poderoso papel en Palestina, pero que ahora se hallaba en la impotencia.
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¹ Ver también, en
Marco Histórico del AT,:
Condiciones durante el período de los jueces.
² Wilson,
Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, p. 29. Aquí también se encuentra traducida, por este mismo autor, tal como se ha presentado, la historia de Wenamón (págs. 25-29).