EL DIOS QUE YO CONOZCO

4.09. Las excavaciones en Ur

Sin embargo, el mayor aumento de conocimiento acerca de la civilización e historia de las antiguas naciones mesopotámicas se ha obtenido por medio del trabajo arqueológico llevado a cabo entre las dos guerras mundiales.

Las excavaciones más importantes se realizaron en Ur, Erec, Nuzi y Mari, aunque se ha hecho una obra valiosa en otros sitios: en Tello por los franceses, en Kish por los británicos, en Korsabad y dos lugares de la región de Diyala por los norteamericanos, además de excavaciones más pequeñas en otros lugares.

Ur de los caldeos, la ciudad de la juventud de Abrahán (Gén. 11:31), se convirtió en el centro de las actividades de una expedición conjunta británico-norteamericana, que trabajó allí bajo la dirección de Sir Leonardo Woolley de 1922 a 1934.

El gran zigurat o torre-templo de Ur fue despejado y cuidadosamente examinado. Este edificio sigue siendo hoy la construcción monumental mejor preservada de la Mesopotamia. Fueron desenterrados templos, palacios y barrios residenciales de la población de Ur. Se encontró que la Ur de los tiempos de Abrahán poseía un sorprendente y elevado grado de civilización y que sus escuelas deben haber producido eruditos de primera clase.

El descubrimiento más sensacional hecho en Ur consistió en el hallazgo de tumbas reales fabulosamente ricas de los albores del período dinástico. Los objetos hallados de oro, plata y piedras semipreciosas casi equivalen a los que se han extraído de la tumba del rey egipcio Tutankamón. Se sepultó a reyes y reinas con todos sus servidores, guardias de corps, cantores, sus carrozas y animales, sus muebles y joyas.

También salieron a la luz algunos de los más bellos instrumentos musicales, metalistería de soberbia mano de abra y tallados de gran calidad. Estos hallazgos contradicen elocuentemente a los que piensan que los primeros hombres fueron primitivos y que se necesitó mucho tiempo para que desarrollaran sus capacidades artísticas y estéticas.

Sin embargo, debe mencionarse que el llamado "nivel del diluvio de Woolley", que él pensó que era la prueba del diluvio, no puede ser aceptado como una evidencia del diluvio descrito en el Génesis.

Ese nivel del diluvio no fue nada más que los restos de una destructivo inundación local ocasionada por los ríos Eufrates y Tigris en tiempos muy remotos. El carácter local de esta inundación se comprueba claramente porque Woolley no pudo encontrar ese nivel de inundación en el lugar vecino de el-Obeid que está en un nivel más elevado que Ur y no fue afectado por la catástrofe que destruyó a Ur.

Los que usan las excavaciones de Ur como una prueba para el diluvio bíblico, no creen en el carácter universal de ese acontecimiento, sino que lo interpretan como un cataclismo local que afectó sólo a Mesopotamia.

Tenemos que abstenernos pues de usar los descubrimientos de Woolley como pruebas del diluvio.