Aun los egipcios, quienes tenían una mentalidad enteramente diferente y como regla general nunca admitieron en sus registros haber experimentado desgracias, o haber cometido errores, crímenes o pecados, conocían perfectamente la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto.
Este hecho se revela en sus lápidas funerarias e inscripciones personales, en las cuales constantemente declaraban que nunca habían hecho algo malo, sino únicamente lo bueno.
Los egiptólogos están tan familiarizados con este tipo de afirmaciones hipócritas, que para denominarlas han acuñado el término “Confesiones negativas”.
Unas pocas sentencias de “El libro de los muertos” pueden servir como un ejemplo de este tipo de textos.
“El libro de los muertos” era un documento que los antiguos egipcios colocaban junto al difunto, para que le sirviera como un pasaporte válido y asegurara a su portador su admisión en el otro mundo. La siguiente retahíla es un ejemplo típico de dichas “confesiones negativas”.
“... Yo no he cometido mal.
... Yo no he robado.
... Yo no he sido codicioso.
... Yo no he robado.
... Yo no he matado a hombre alguno.
... Yo no he alterado la medida del grano.
... Yo no he cometido engaño.
... Yo no he dicho mentiras.
... Yo no he sido agresivo.
... Yo no he practicado la usura.
... Yo no he cometido adulterio”. *
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* John A. Wilson, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (3ª edic., Princeton, N. J. EE. UU., 969) p. 35.
Este hecho se revela en sus lápidas funerarias e inscripciones personales, en las cuales constantemente declaraban que nunca habían hecho algo malo, sino únicamente lo bueno.
Los egiptólogos están tan familiarizados con este tipo de afirmaciones hipócritas, que para denominarlas han acuñado el término “Confesiones negativas”.
Unas pocas sentencias de “El libro de los muertos” pueden servir como un ejemplo de este tipo de textos.
“El libro de los muertos” era un documento que los antiguos egipcios colocaban junto al difunto, para que le sirviera como un pasaporte válido y asegurara a su portador su admisión en el otro mundo. La siguiente retahíla es un ejemplo típico de dichas “confesiones negativas”.
“... Yo no he cometido mal.
... Yo no he robado.
... Yo no he sido codicioso.
... Yo no he robado.
... Yo no he matado a hombre alguno.
... Yo no he alterado la medida del grano.
... Yo no he cometido engaño.
... Yo no he dicho mentiras.
... Yo no he sido agresivo.
... Yo no he practicado la usura.
... Yo no he cometido adulterio”. *
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* John A. Wilson, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (3ª edic., Princeton, N. J. EE. UU., 969) p. 35.