Ha habido mucha discusión entre los eruditos en cuanto a si el hombre primitivo era -monoteísta – creencia en un solo Dios -, o politeísta –creencia en una pluralidad de dioses -; en otras palabras, si el politeísmo precedió al monoteísmo, o si el monoteísmo fue antes que el politeísmo.
Aunque la evidencia arqueológica no es aún suficientemente fuerte para resolver esta pregunta en una forma inequívoca, algunas evidencias definidas favorecen el punto de vista de que el monoteísmo se encuentra en la base de todas las religiones.
Como ejemplo de esto, se puede acudir a la literatura de los sumerios. Los textos sumerios más antiguos procedentes de Uruk (la Erec bíblica) y de Kish, todos ellos escritos en caracteres pictográficos, únicamente mencionan dos dioses: Anu, el dios del cielo, e Inrieni, la reina del cielo.
En un periodo un poco posterior fueron desenterradas, en la ciudad de Kish, cientos de tablillas con escritura cuneiforme auténtica, las más antiguas alguna vez descubiertas. En estas tablillas se mencionan sólo tres dioses. Sin embargo, poco después de que fueran escritas estas tablillas el número de los dioses aumentó grandemente, porque los textos del primer periodo dinástico, los cuales los arqueólogos fechan alrededor del año 3.000 a. C., contienen los nombres de 750 dioses. En el ocaso de la civilización sumeria, en el segundo milenio antes de Cristo, este número había aumentado a 5.000 dioses.
Esta evidencia textual muestra que la tendencia a través del tiempo fue el aumento y no la disminución del número de los dioses. Este aumento fue lento al comienzo, pues el número de los dioses aumentaba de uno a tres en el curso de los siglos, pero a medida que pasaba el tiempo se hizo considerable hasta que el número saltó rápidamente de tres a 750, y durante las próximas pocas centurias, de 750 a 5.000.
Estos hechos revelan claramente que entre los sumerios, por lo menos, el monoteísmo parece haber precedido al politeísmo. Además muestran que hay una concordancia perfecta con los registros bíblicos que se refieren a la historia primitiva de esta tierra. Los antiguos se describen en estas narraciones como conociendo sólo a un Dios (Génesis 3:8-24), pero a medida que pasó el tiempo, se inventaron más dioses, pues “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).
El resultado fue que en los libros posteriores del Antiguo Testaemnto todas las otras naciones aparecen como politeístas y los hebreos como los únicos monoteístas; y aún éstos frecuentemente cayeron presa de las seducciones politeístas de sus vecinos paganos.
Aunque la evidencia arqueológica no es aún suficientemente fuerte para resolver esta pregunta en una forma inequívoca, algunas evidencias definidas favorecen el punto de vista de que el monoteísmo se encuentra en la base de todas las religiones.
Como ejemplo de esto, se puede acudir a la literatura de los sumerios. Los textos sumerios más antiguos procedentes de Uruk (la Erec bíblica) y de Kish, todos ellos escritos en caracteres pictográficos, únicamente mencionan dos dioses: Anu, el dios del cielo, e Inrieni, la reina del cielo.
En un periodo un poco posterior fueron desenterradas, en la ciudad de Kish, cientos de tablillas con escritura cuneiforme auténtica, las más antiguas alguna vez descubiertas. En estas tablillas se mencionan sólo tres dioses. Sin embargo, poco después de que fueran escritas estas tablillas el número de los dioses aumentó grandemente, porque los textos del primer periodo dinástico, los cuales los arqueólogos fechan alrededor del año 3.000 a. C., contienen los nombres de 750 dioses. En el ocaso de la civilización sumeria, en el segundo milenio antes de Cristo, este número había aumentado a 5.000 dioses.
Esta evidencia textual muestra que la tendencia a través del tiempo fue el aumento y no la disminución del número de los dioses. Este aumento fue lento al comienzo, pues el número de los dioses aumentaba de uno a tres en el curso de los siglos, pero a medida que pasaba el tiempo se hizo considerable hasta que el número saltó rápidamente de tres a 750, y durante las próximas pocas centurias, de 750 a 5.000.
Estos hechos revelan claramente que entre los sumerios, por lo menos, el monoteísmo parece haber precedido al politeísmo. Además muestran que hay una concordancia perfecta con los registros bíblicos que se refieren a la historia primitiva de esta tierra. Los antiguos se describen en estas narraciones como conociendo sólo a un Dios (Génesis 3:8-24), pero a medida que pasó el tiempo, se inventaron más dioses, pues “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).
El resultado fue que en los libros posteriores del Antiguo Testaemnto todas las otras naciones aparecen como politeístas y los hebreos como los únicos monoteístas; y aún éstos frecuentemente cayeron presa de las seducciones politeístas de sus vecinos paganos.